Opinión.
Álvaro José Soto, gerente del Instituto Nacional de Concesiones (Inco), presentó ayer su renuncia desde Corea, luego de enterarse de que funcionarios adscritos al Ministerio de Transporte serían retirados de sus cargos por presuntas irregularidades.
En un comunicado,
Según el mismo texto,
Todo se debió a que Soto, estaría pidiendo un porcentaje de la adjudicación de una concesión, cosa que es merecedora de sanciones legales en el Estado colombiano.
En estos casos hay que ser claro, sí, se sabe que esto está mal pero ¿cuántos dirigentes o altos funcionarios del país no hacen éste tipo de tratos?, lo que pasa es Soto estuvo muy de “malas” porque lo agarraron o mejor, lo denunciaron. Es una constante en Colombia que los altos dirigentes ya que se ven con poder o con dinero en sus cuentas, deseen tener más, “la plata llama a más plata”.
Cuando sucede esto de que agarran a algún funcionario público, siempre o la constante es que renuncien, para evadir el escándalo público, tan sólo para medirse a la justicia ordinaria, pero sería bueno, con el alto número de escándalos en Colombia, que éstos personajes den la cara de una manera sincera a la población para dejar en claro porqué hacen esas jugadas de mal gusto.
Sería importante que así como se investiga a narcotraficantes, paramilitares y guerrilleros, se investigue a muchos funcionarios, no porqué tengan algo malo, sino para darle un parte de tranquilidad a la población colombiana, de los funcionarios que dirigen a Colombia.